Son muchas las enfermedades autoinmunes que sufre el ser humano y que pueden aparecer en la piel. Lupus eritematoso, celiaquía, vitíligo, psoriasis, sarcoidosis, dermatomiositis, esclerodermia, enfermedad de Behçet, penfigoide o la vasculitis, etc. En total son más de 80 afecciones autoinmunes que afectan a entre un 3 y un 5% de la población. En este post te contamos como afectan las distintas enfermedades autoinmunes en tu piel y cómo se pueden paliar los daños, utilizando cosmética natural.
Las enfermedades autoinmunes se producen cuando las defensas de nuestro sistema inmunitario cambian de rol y en vez de protegernos, comienzan a atacar a las células sanas de nuestro organismo, manifestándose de distintas formas. No se sabe a ciencia cierta la razón por la que se producen esos cambios en nuestro organismo. Los motivos pueden ser genéticos, por alguna bacteria o por la exposición a agentes químicos.
Las lesiones que producen estas enfermedades autoinmunes en nuestra piel son muy variadas y de distintos grados. En ocasiones la simple aparición en una zona de la epidermis puede vaticinar una enfermedad autoinmune sistemática, es decir, que acabará afectando al cuerpo entero.
El vitíligo produce una pérdida de pigmentación en la piel que se manifiesta con manchas blancas en distintas zonas del cuerpo. Esta despigmentación progresiva de la epidermis se puede producir como una única mancha, varias repartidas por todo el cuerpo o en zonas concretas. Se puede producir a cualquier edad.
El pénfigo y el penfigoide generan ampollas en la piel, mucosas de la boca, nariz, garganta y en los genitales. Con el ataque del sistema inmunitario, las células de la piel se separan, acumulándose líquido en las capas de la epidermis y es cuando aparecen las ampollas. Esas bolsitas en algunos casos son dolorosas, pueden contener pus y en otros casos, generan solo picor.
La psoriasis es una enfermedad que hace que las células de la piel crezcan a un ritmo más rápido de lo normal. Suele causar sarpullidos con manchas rosadas y escamosas, en las rodillas, los codos, el tronco y el cuero cabelludo, produciendo picor. Se presentan en brotes de algunas semanas de duración o incluso meses. Puede llegar a ser dolorosa y afectar al sueño y a la concentración.
El lupus eritematoso produce una inflamación en la piel, con placas rojizas que en ocasiones son descamativas. Es una enfermedad crónica en la que el sistema inmunitario ataca a diferentes tejidos y órganos, además de a la piel, como los riñones, las articulaciones, el sistema nervioso, pulmones, etc.
El síndrome de Behçet es una inflamación crónica de los vasos sanguíneos (vasculitis), que produce lesiones cutáneas como úlceras dolorosas que aparecen y desaparecen en la boca y genitales e, incluso, problemas oculares. La inflamación también afecta al tracto digestivo, el sistema nervioso y las articulaciones.
La esclerodermia o esclerosis sistémica es una enfermedad autoinmune que produce el endurecimiento de los tejidos como la piel, e incluso de los órganos internos, como el corazón, vasos sanguíneos, pulmones, riñones y estómago. Se manifiesta más frecuentemente en mujeres que en hombres. Pese a que puede ocurrir a cualquier edad, suele aparecer entre los 30 y los 50 años.
Con la aparición de cualquiera síntoma en nuestra piel, hay que acudir a un especialista, para seguir el tratamiento más adecuado. Normalmente son enfermedades crónicas con las que hay que acostumbrase a convivir, pero varían dependiendo de cada persona. Hay pacientes que tienen síntomas de forma continuada y otros en cambio simplemente sufren brotes, con periodos de remisión de la enfermedad.
Por lo general, el tratamiento médico que se suele recetar para paliar estas enfermedades está conformado por los fármacos inmunosupresores o inmunomoduladores, como los corticoides o inhibidores de la calcine urina, para reducir la inflamación. Estos medicamentos suelen tener efectos secundarios en nuestro organismo, incluyendo la piel.
Los medicamentos antiinflamatorios e inmunosupresores, como los corticoides, ciclosporina, metrotexato o la sulfasalazina, producen efectos secundarios en nuestra piel como enrojecimiento, rubor y calor en el rostro, dermatitis, urticaria, erupciones, acné, aumento del crecimiento excesivo del bello facial, etc. Para intentar atenuarlos, es tan importante cuidar el interior de nuestro organismo con la alimentación como cuidar nuestra piel con tratamientos indicados para ello, con la cosmética natural como aliada.
Hay que conocer las distintas necesidades que tendrá la piel, teniendo en cuenta en la fase en las que esté el brote, donde los tratamientos médicos tengan dosis más altas y, por lo tanto, necesitemos más hidratación y protección de los factores externos, como el sol. Es necesario utilizar diariamente una crema con protector solar, incluso en los meses de invierno, para evitar posibles manchas del fotoenvejecimiento.
No se puede dejar de tomar la medicación, pero sí podemos controlar los efectos secundarios que producen en nuestra piel. Utiliza cosmética natural que hidrate y limpie en profundidad, indicada para pieles sensibles que, evitará que empeoren las lesiones cutáneas.
La piel debe mantener un nivel correcto de hidratación, para que esté más reforzada y por ende protegida. Es necesario para combatir la sequedad y proporcionarle elasticidad, lo que reducirá el picor y calmará la irritación.
Los cosméticos convencionales contienen moléculas tóxicas llamadas xenoestrógenos, que poseen una estructura molecular similar a los estrógenos y, por lo tanto, activan los receptores de estos, cuando nuestro organismo no lo necesita. El problema es que puede desencadenar en alteraciones de tiroides, sensibilidad química o incluso en una enfermedad autoinmune, por lo que evita utilizar tratamientos que contengan parabenos, derivados del petróleo, siliconas o sulfatos.
En el caso de sufrir una enfermedad autoinmune que afecte a tu piel, recuerda que no se deben utilizar peelings ni exfoliantes. La piel estará muy sensible, por lo que se recomienda utilizar un limpiador para pieles frágiles.
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